Pocas veces, en nuestro
constante ir y venir, nos ponemos a pensar que somos folklore. El folklore “es la expresiòn de la cultura de un pueblo“.
En mi opinión, el término, proveniente del inglés, va más allá, pues muchas
fuentes especifican que se denomina así a toda manifestación artistico-cultural
anónima, aunque en países como Argentina, por ejemplo, música folklórica es
aquella popular cuyo autor es conocido.
Sin embargo, en algunos lugares o países
la música folclórica no es la popular, entendida esta última como la que se
produce y conoce dentro de la urbanidad y folclórica la que se canta, escucha y
difunde en el campo o se produce en la ciudad pero se refiere a determinados sistemas
culturales como la religión.
En la actualidad la música
popular llega, en la misma medida pienso yo, gracias a los medios de comunicación,
al campo y la ciudad en un mismo tiempo. Al campo llega también la música
mundialmente conocida y que no es necesario “encasillar” en popular o folklórica.
En ocasiones los
artesanos, que tienen buena responsabilidad en la defensa del folklore, radican
en zonas urbanas, su mentalidad es totalmente urbana y defienden desde la
urbanidad un estilo de vida, un “modo de
hacer”, que es también identidad nacional.
Con el máximo respeto a
los investigadores y estudiosos del tema, me atrevo a afirmar que parte del
folklore es también el modo de tender la ropa en los edificios, el guarapo, la
caldosa que es también popular, la canción de la Calabacita para que se duerman
los niños.
Folklore, es gesto,
risa, cadera femenina en movimiento, pero es también darse un trago de ron en
la misma botella, mirar de reojo al que está al lado, hacer un té en la noche
para dormir mejor, la mujer que en sitios públicos amamanta a su hijo sin
protegerse de la mirada de los otros, las colas interminables en las tiendas,
el cine, los hospitales o las relaciones entre vecinos que “se piden prestados” poquitos de sal, de
arroz, café, etc.
Si algo permanece y está
en constante evolución es el Folklore, que significa presencia de los pueblos
dispuestos a trascender en el tiempo. El llamdo es a defenderlo, alimentarlo,
en fin llevarlo con nosotros.
Encuéntrame en Facebook