De nada valen las ganas que tengas de decir algo si no logras comunicarlo con el ritmo adecuado.
Imagina que estás
enamorada o enamorado de alguien y quieres tener una conversación agradable con
esa persona.
El ritmo acompaña a
la vida. Es un elemento básico de todas las artes y es esencial para el
habla humana.
El ritmo es un parte
integral del lenguaje porque las diferentes pausas y entonaciones enfatizan el
mensaje.
El ritmo está muy
ligado al tiempo y se ha estudiado como elemento del arte verbal. Las pausas y
los silencios forman parte del ritmo en el lenguaje oral.
Si nos expresamos
demasiado rápido, es posible que no nos comprendan, si el ritmo es demasiado
lento, podemos llegar a aburrir y perder la atención de aquellos que nos están
escuchando.
El ritmo siempre está
presente en nuestras vidas. Y si nos volvemos un poco más observadores vamos a
notar que la respiración, la circulación, el movimiento de las pestañas, todo
eso sucede rítmicamente
a través de funciones repetidas que se van alternando.
El aparato fonador
tiene doble función: garantizarnos el oxígeno y la comunicación.
Sabemos, aunque a
veces no nos damos cuenta, que además de ese ritmo natural del que acabo de
hablar, los seres humanos podemos planificar el ritmo, o sea, lograr un ritmo
artificial.
Muchos estudiosos
afirman que: “Los oradores griegos estuvieron conscientes de la importancia del
ritmo para el lenguaje.”
El ritmo realza las
ideas y las palabras elegidas y hace la diferencia por ejemplo entre prosa y
poesía.
Se afirma que cada
lengua tiene tendencias rítmicas propias. Por ejemplo la tendencia de la lengua
española es de construir diálogos, frases, de alrededor de cinco a diez
sílabas, y las más frecuentes son las de siete a ocho sílabas. El francés tiene
unidades más breves, el italiano se asemeja más al español en este sentido.
Es común hablar de
ritmo lento o ritmo rápido. Estuve leyendo que esto se relaciona con el ritmo
cardíaco medio, entre 60 y 80 pulsaciones por minuto, y si por ejemplo una
acción tiene una duración inferior a ese ritmo se considera una acción lenta,
mientras que las acciones de duración superior se consideran rápidas.
Cuando conversamos,
el ritmo varía en dependencia de la situación en la que nos encontremos.
Dependiendo de la formalidad o informalidad de la situación, dependiendo del
estado emocional, haremos pausas más o
menos cortas, matices y entonaciones adecuadas. Eso va a determinar buena parte
del ritmo de la conversación.
Resumiendo: pausa,
entonación y ritmo sirven para organizar coherentemente un discurso y contribuyen
a que se comprenda lo que tratamos de decir. Son elementos que caracterizan la
oralidad
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