Hace unos días pude disfrutar de una comedia
italiana de Guido Chiesa: Cambio tutto! Un regalo para el
estrés y para hacer análisis de conciencia y pensar, o mejor, autopensarnos, en
especial si en más de una ocasión hemos tenido que dejar de decir lo que deseamos
para no buscarnos problemas con los demás.
Aunque algunos la califican de ingenua, la película,
desde mi punto de vista, hace un retrato perfecto de una realidad que en más de
una ocasión hemos vivido todos. Cambio tutto! cuenta la historia de
Giulia (interpretada por Valentina Lodovini), una mujer de cuarenta años que vive bajo una crisis de estrés constante
y está disgustada y desesperada con la vida que lleva. Todos imponen sus
criterios y decisiones: el marido, el hijo del marido, su jefe, los amigos, los
vecinos, y ella no hace más que callar y tragarse sus emociones para no entrar
en discusión. Tan acostumbrados están todos de su actitud sumisa que apenas la
dejan expresarse.
Hasta que un día Giulia decide cambiar. Encuentra un
consejero holístico con el propósito de poner fin a su situación actual y
recomenzar. Aprende a gestionar sus emociones, sobre todo la rabia y su vida
gira a ciento ochenta grados. La mujer vive las mismas realidades de cada día
pero ahora ella tiene el control, ahora dice lo que piensa y esto provoca
miedo, sorpresa, críticas, en los que la rodean. Pero ella comienza a sentirse
mejor porque ya dice lo que siente, hace lo que quiere y no lo que desean los
demás. Esto, por supuesto, trae consecuencias. Como bien dice el periodista
Mario Manca en Vanity Fair:
“Si dijéramos todo aquello que nos pasa por la
cabeza probablemente nos quedaríamos solos, sin amigos y sin trabajo. La otra
vía, la de reprimir las emociones y hacer que todo vaya bien no es menos tóxica
y equivocada: el cúmulo de frustraciones junto a las frases no dichas por miedo
a dañar cualquier relación y encontrarnos automáticamente en el lado
equivocado, no puede, en efecto, durar mucho…”
Y es cierto. Porque a todos nos hace falta ser
libres, sentirnos plenos, existir en toda nuestra extensión humana, filosófica,
consciente. Para mí la película tiene muchas lecturas. Todas positivas.
Sutilmente nos recuerda que hay que aprender a decir NO y hay que aprender a
decir SÍ a nosotros mismos. Enseña que siempre es factible, preciso, necesario,
estar mejor y buscar esa mejoría a toda costa y sin miedo.
Desde aquí, te invito, no sólo a ver la película,
sino a que seas tú, a que cierres la puerta de las emociones negativas y las
relaciones incómodas. Despeja tu mundo y llénalo de entusiasmo, de altas
frecuencias vibratorias, de sol, de primavera, de colores. Nunca es tarde. Si
puedes hoy, no lo dejes para mañana. Empieza ahora. ¡Cambia todo!
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Leysa Martínez Ortiz
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