giovedì 5 marzo 2020

COME VIAGGIARE CON UN SALMONE



La lectura de este libro me ha dejado un sabor demasiado agradable. Unas ganas de seguir leyendo buena literatura. Pero creo que decir “buena” no es suficiente si pienso en todo lo que enseña y del modo en que lo hace.
Confieso que al inicio, el título no me atrapó, quizás, porque en medio de la rutina, y en las circunstancias en las que lo recibí, en el aeropuerto de Roma, un 4 de enero de 2017, cuando los nervios, la tensión, los controles de pasaporte y aduana son los protagonistas, y el olor a despedida te hace un nudo que va de la garganta a la panza y viceversa, y tratas de disimular, con una sonrisa, la tristeza de alejarte de alguien demasiado importante en tu vida, un libro con semejante título no me provocó la esperanza de la diversión, como me ha sucedido con otros. Sobre todo porque para viajar de Italia a Cuba, no llevaba un salmón conmigo, pero sí bastantes kilogramos en la maleta, tal vez más de los permitidos.

Pero el libro me lo regaló mi esposo que además de escribirle una conmovedora dedicatoria tuvo la iniciativa de elegirlo por mí, porque sabe que admiro y prefiero los libros del italiano Umberto Eco. Entonces, por respeto a él y a Umberto, por respeto a mí que no me perdonaría no leer un libro que viene de alguien especial (en este caso mi esposo y Umberto) y que además fue un regalo, empecé a leerlo.
¡Y vaya sorpresa!
 ¡Qué libro particular! Tal y como dice en la contraportada se trata de un libro de instrucciones. Basta ver algunos de los títulos que aparecen en el índice:

-       Cómo comer el helado
     Cómo pasar la aduana
Cómo no saber la hora
Cómo usar el taxista
Cómo comer en avión
     Cómo no usar el teléfono celular 

Cómo viajar con un salmón, editado por La Nave de Teseo en 2016, es un libro que nos recuerda que a veces, las situaciones más sencillas e insignificantes pueden meternos en serios problemas, que no siempre se resuelven fácilmente. El libro remarca cómo el absurdo se vuelve parte de la rutina y tan acostumbrados estamos que no logramos verlo. También nos habla de la importancia del contacto humano y nos hace pensar sobre cuál es el valor humano que las personas buscan con mayor pasión: ¿la fama? ¿la gloria y la reputación o el amor, el dinero, la felicidad?

Se trata de un libro sabio, donde en cada capítulo el autor se plantea un tema sencillo que al final de sencillo nada tiene. Por ejemplo en Cómo no saber la hora explica que existen relojes muy caros debido a todas las posibilidades que ofrece un reloj en la actualidad. Se puede tener actualmente en un reloj toda esta información: el día del mes y de la semana, el año, la década y el siglo, minutos y segundos de la hora legal; hora, minutos y segundos de otro uso horario; la hora del alba y del ocaso; posición del sol en el Zodiaco y así infinidad de posibilidades.

Y concluye diciendo:
Tutti questi orologi, come l’intera industria dell’informazione oggi, rischiano di non comunicare piú nulla perché dicono troppo.”
O sea: Todos estos relojes, como la entera industria de la información hoy, corren el riesgo de no comunicar nada porque dicen demasiado.
Para no correr yo ese riesgo, trato de poner ya el punto final a estas líneas diciendo a todos los que leen que si alguna vez se encuentran con este libro, no lo dejen, aunque estén en un aeropuerto, con los nervios disparados o en el mar, rodeados de salmones. ¡Buena lectura!

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                                                Leysa Martínez Ortiz

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