HONRA EL CAMINO
Hoy salí a caminar. Me propuse que fuera una caminata consciente, en absoluta armonía con el cuerpo, la mente y la naturaleza. Me propuse honrar mis pasos y honrar el camino celebrando todo cuanto encontrara a mi paso; observando con respeto lo que se presentara fuera bello o desagradable, evitando distracciones. Salí a caminar con la mirada puesta en el camino. Decidí hacer un recorrido en línea recta por una de las calles de la ciudad llamada calle Línea hasta el Ferrocarril, ida y vuelta. Un camino lleno de imperfecciones como la vida, con depósitos de basura que despiden un olor nauseabundo, con gente “de a pie” que conversa en plena calle de sus problemas personales; con perros que buscan y no siempre encuentran o que deciden disfrutar la hierba fresca; con flores dispuestas a llenar de colores la rutina.
Sabemos que caminar es una de las actividades más completas para beneficio del cuerpo y de la mente. Ho
y he dado gracias porque camino. Esa es una bendición. He pensad en los que han perdido sus piernas por diversas razones de salud o de guerra y en los que teniéndolas, no pueden moverlas.
Camino y mi cuerpo empieza a responder, a agradecer que lo ponga en movimiento. He caminado también inspirada en los libros de David Le Breton: Il mondo a piedi y Elogio del caminar. En este último habla del acto de caminar como una manera de autoconocimiento y de figuras importantes del arte y la literatura que han salido a caminar, en épocas diversas, entregados al maravilloso acto de descubrir el sendero, el ritmo a cada paso, la vida a través del camino.
